Hay muchas personas que dedican tiempo, trabajo y esfuerzo a labores humanitarias o solidarias. Los tatuadores son una de esas personas. Flavia Carvalho es una tatuadora de Curitiba (Brasil) que tatúa a mujeres que han sufrido violencia de género. Desde entonces, ha disimulado incluso cicatrices causadas por herida de bala. Además, se dedica a cubrir las cansecuencias de las mastectomías. Una característica es que el servicio es gratuito: «el único ‘gasto’ que tienen que hacer las mujeres es elegir un diseño para sus tatuajes».
El proyecto recibe el norme de «A Pele Da Flor» (A Flor De Piel) y su objetivo es que las víctimas puedan sobrellevar las cicatrices que deja en el cuerpo la violencia de género. Según declara la propia Carvalho, la idea surgió cuando a su local llegó una mujer que quería tapar una enorme cicatriz situada en su abdomen. Esta cicatriz fue el resultado de un rechazo: cuando estaba en la discoteca, rechazó a un hombre que terminó apuñalándola. Cuando terminó de hacerle el tatuaje, la mujer se emocionó, reacción que se contagio a Flavia.
Nuestra protagonista se siente conmovida por todas las historias que le cuentan, pero la que más le impactó «fue la historia de una chica de 17 años que salía con un hombre más mayor y, durante meses, sufrió abusos«. Cuando quiso dejar la relación, el hombre planeó una cita en la que comenzaron a pelear. Fue entonces cuando la apuñaló en el abdomen y la violó violentamiente. Al ser su primer abuso, él sigue en la calle.
Una herramienta muy importante para Flavia es Facebook, ya que es donde publica fotos con el antes y el después de sus obras para así causar impacto y publicitar su iniciativa. Además, sigue a muchas de sus clientes en la red social y puede ver que, después del proceso, ya no se sienten avergonzadas, sino que publican fotos en las que se les ve felices. «Es transformador».
En 2015, The Huffington Post realizó una entrevista a esta artista solidaria. Se puede encontrar aquí.