Mucho se comenta hoy en día sobre la piel de cerdo a la hora de aprender a tatuar. Si bien en algunos casos puede estar prohibida, muchos tatuadores prefieren iniciarse en el mundillo haciendo prácticas sobre este material en lugar de optar por la llamada piel sintética y es que la piel de cerdo es la que más se asemeja a la humana. Como bien comento, en algunas situaciones puede ser ilegal utilizar este material para tatuar y es que, no podemos estar tatuando en piel de cerdo en un estudio de tatuaje.
¿El motivo? La posible visita de alguien de sanidad para realizar una inspección. En tal caso y si el inspector viene de malas, nos podría poner una multa debido a que incumpliría la normativa (la verdad es que desconozco si esto ocurre en otros países como México o Argentina). Por ello y como bien comento, lo mejor es practicar con la piel de cerdo a puerta cerrada o directamente en casa.
Ahora bien, antes de comenzar a tatuar sobre piel de cerdo tenemos que prepararla. Antes de utilizar la piel de cerdo tenemos que quitar todo el sobrante que no vayamos a utilizar. Es decir, excesos de grasa, carne o zonas de piel que puedan tener un aspecto intatuable. Lo mejor es tratarla con lejía durante unas dos horas. La introduciremos en un cubo de agua con un buen chorro de lejía y la dejaremos reposar.
Posteriormente lo más práctico es enumerar cada una de las piezas y apuntar en una libreta sus medidas. Esto es debido a que cuando la congelemos es complicado saber sus medidas. Al estar enumeradas lo tendremos fácil. Y aunque estén congeladas, las pieles no deben mantenerse más de un mes en el congelador.
Para ser utilizada, debemos de descongelarla (lógico), algo que puede tardar hasta 2 horas dependiendo de la temperatura ambiente. Una vez descongelada y “seca”, lo mejor es clavarla a una madera o fijarla de alguna manera al lugar en donde tatuaremos para evitar que pueda moverse.