Una de las recomendaciones que nos harán en la tienda de tatuajes tras pasar por la aguja es no bañarnos durante unos días, hasta que el tatuaje cicatrice.
Nunca nos cansaremos de decir que siempre hay que hacerle caso al tatuador y seguir sus pasos al pie de la letra. Pero, si tienes curiosidad, sigue leyendo para saber qué pasa con el agua y los tatuajes y por qué es tan peligroso bañarse recién tatuado.
¿Podemos morir por bañarnos después de hacernos un tatuaje?
Puede que hayas oído historias como la del hombre de Texas que murió tras bañarse en una playa de México al cabo de unos días de hacerse un tatuaje. El hombre padeció una infección provocada por el virus vulnificus. Por la red corría el rumor que el hombre había enfermado porque la infección había penetrado su cuerpo a través del tatuaje.
Como en muchos otros casos de leyendas urbanas sobre tatuajes, esto es verdad… a medias. Por ejemplo, aunque es cierto que el hombre murió, no es seguro que fuera a causa del tatuaje, ya que tenía una enfermedad hepática crónica.
Entonces, ¿qué es lo más probable que puede pasar si nos bañamos?
Pues que pillemos una infección de caballo, y no es nada divertido. Aunque hay que coger ciertas noticias con pinzas, también hay que hacerle siempre caso a nuestro tatuador. Y si nos prohíbe bañarnos durante las dos primeras semanas tanto en el mar como en la piscina, más nos vale hacerle caso.
La piel es un escudo natural que nos protege de las bacterias del exterior. Cuando nos tatuamos, ese escudo se perfora y es más probable que entre cualquier porquería que nos pueda causar problemas, que pueden llegar a aparecer incluso mucho después de tatuarnos.
Por eso, para curarnos en salud, es mejor ser prudentes y no meter un dedo en el agua. Y, sobre todo, consultar con un profesional del tatuaje o médico si tenemos cualquier duda.