Desde hace varias horas viene circulando en algunos «mass media» (medios de masas) españoles un artículo en el que se hace referencia a la casi trágica experiencia vivida por una joven de Oviedo. Tras casi una década después de hacerse un tatuaje de tribal de poco buen gusto en una de sus caderas, Gloria Día (que así se llama la joven muchacha) decidió eliminarlo. Un proceso que casi le cuesta la vida.
Si solo nos quedamos con el titular del artículo o no lo leemos por completo, podemos llevarnos la equivocada idea de que eliminar un tatuaje puede ser peligroso y costarnos la vida. Nada más lejos de la realidad. Esta historia, que tiene todos mis respetos debido a todas las dolencias y situaciones que ha tenido que sufrir Gloria y su familia, es la excepción. A diario se borran muchos tatuajes en España. Un proceso totalmente seguro y que requiere de varias sesiones de láser.
Para eliminar un tatuaje deberemos enfrentarnos a un proceso que variará dependiendo de numerosas características como el color del tatuaje, la tinta con la que fue realizado, el lugar donde está realizado, su tamaño y el tono de nuestra piel. Una vez hemos realizado un estudio previo de la situación, un profesional cualificado (al igual que un artista del tatuaje) nos indicará qué pasos debemos seguir para borrar de nuestro cuerpo el tatuaje del que estamos tan arrepentidos.
Personalmente, siempre he pensado que antes de someternos a una sesión de láser es mejor acudir a un tatuador acreditado con mucha experiencia en la elaboración de «cover ups», es decir, un tatuaje encima del que ya nos hemos realizado o una gran modificación del actual para dotarlo de un aire totalmente diferente. Es cierto que en algunos casos es imposible tatuar encima o arreglar el estropicio realizado por falsos profesionales del tatuaje. En estos caso, siempre es mejor darse unas sesiones de láser para aclararlo y posteriormente poder volver a tatuar la zona.