El mundo del arte corporal no ha sido ajeno a las consecuencias de la pandemia generada por el coronavirus COVID-19. Los estudios de tatuajes, al igual que otro tipo de establecimientos y/o comercios se han visto en la obligación de echar el cierre de manera temporal para evitar la propagación del virus. Ahora, ha llegado el momento de que reabran sus puertas e inicien el lento progreso para recuperar la normalidad perdida.
Lógicamente, la crisis sanitaria ha obligado a cambiar todos los protocolos de higiene y desinfección que se llevaban a cabo en los estudios de tatuajes antes de que sufriéramos esta pandemia. Si bien ya eran exigentes para mantener una seguridad sanitaria tanto por parte del tatuador como del cliente, ahora se ha elevado introduciendo nuevos elementos que eviten posibles contagios durante la elaboración del tatuaje.
Las pautas establecidas por la Federación Española del Tatuaje puntualizan que se preguntará sobre si se ha tenido fiebre en los últimos 14 días, si ha tenido tos u otros signos respiratorios, si ha tenido molestias digestivas, si ha tenido cansancio fuera de lo común, si ha tenido una disminución del gusto o el olfato, si ha convivido con una persona positiva en COVID-19 y si ha pasado la enfermedad. De cumplirse alguno de estos casos, no se podrá acudir al estudio a hacerse el tatuaje.
El uso de mascarillas, pantallas de protección e incluso de máquinas de ozono serán un habitual en los estudios de tatuajes repartidos por todo el territorio nacional. El personal, además de los guantes que ya venían siendo obligatorios, ahora deberá llevar mascarilla y viseras de protección. Además, en algunos lugares de los estudios, como en la zona de recepción, se instalarán mamparas. Los clientes no podrán ir acompañados y entre tatuaje y tatuaje deberá desinfectarse toda la zona.