En la actualidad los tipos de piercings que hay disponibles para hacerse son muchos y variados. Sin embargo, al igual que ocurre con el mundo del tatuaje y los estilos, hay determinados tipos de piercings que, a pesar del tiempo, siguen manteniéndose como uno de los más populares y demandados por los aficionados al arte y modificación corporal. Este es el caso del percing labret, del que hoy hablaremos.
Este tipo de piercing es definido como uno de los más antiguos y usados en el mundo. Hay catalogadas momias y numerosas referencias a que su uso se inició hace más de 10.000 años. Y es que en la actualidad podemos encontrar pequeñas tribus indígenas que apenas han tenido contacto con el «hombre blanco» pero que, entre sus integrantes, encontramos a personas con un piercing labret.
En la antigüedad, las tribus africanas hacían estos piercing de marfil, metal e incluso de cristales de cuarzo. Por otra parte, los esquimales usaban huesos de focas y demás animales fruto de sus cacerías. Y para terminar con este recorrido histórico, tenemos a los aztecas. Para ello el piercing labret era un símbolo de jerarquía, ya que sólo los líderes podían usarlos. En estos casos, se han encontrado piercings labret de oro y con forma de serpientes.
¿En qué parte del cuerpo se hace el piercing labret?
El piercing labret se ubica en la parte central del labio inferior de la boca y aunque existen algunas variaciones de este piercing, el original se define como «labret clásico». En la actualidad hay muchos que deciden hacerse este piercing en alguno de los extremos del labio inferior, y en muchos de ellos se usan barras con terminación en puntas o en forma de bola.
¿Y qué hay de su proceso de cicatrización? El piercing labret tarda en cicatrizar y curar entre un mes y medio y dos meses, aunque como todo, variará dependiendo de numerosos factores, entre ellos, la propia persona.