En más de una ocasión se tacha como mito o leyenda urbana que los tatuajes son caros. Y en parte, es así, aunque cuando hablamos de elevados precios, entran en escena muchísimos factores que debemos de tener en cuenta para analizar por qué son tan caros los tatuajes. Es decir, ¿Por qué me cobran 70 o 100 euros por tatuarme una simple estrella basada en una plantilla? Bien, para dar una respuesta lo más clara y detallada, debemos de analizar numerosos factores que influyen en el precio de un tatuaje.
En primer lugar haciendo referencia al tema del mito sobre que los tatuajes son caros. En parte, como bien comento, no es así. La verdad es que desde hace ya muchos años el precio del tatuaje ha ido cayendo hasta estabilizarse en los niveles actuales. Factores como el desarrollo de nuevas tintas de tatuar, un mercado más competitivo y la proliferación de más tatuadores han hecho que los precios se ajusten debido a la gran competencia que hay actualmente.
Índice
En el precio de un tatuaje se incluyen gastos del estudio/tatuador
Ya hemos comentado en alguna ocasión que, dentro del precio que nos cobra el tatuador por hacernos un tattoo se incluyen muchísimos gastos que recaen directamente sobre el estudio para poder funcionar y, lógicamente, tatuar. Por una parte tenemos todo el material desechable que sólo se utiliza una vez para cada tautaje. Y a ello debemos de sumar la tinta y el mantenimiento de las propias máquinas de tatuar cuya vida útil no es infinita.
Por lo tanto, y en este punto, ya tendríamos un precio mínimo del que partir y del que el propio tatuador no ganaría nada. Pues bien, a ello debemos de sumar el coste de local, empleados como recepcionistas, el tiempo que emplea el tatuador en hacer nuestro diseño si se lo hemos encargado, seguros, facturas e impuestos. Son muchísimos gastos a los que tienen que hacer frente (al igual que otro tipo de negocios).
El material usado para tatuar influye en el precio del tatuaje.
Un tatuaje caro no es sinónimo de una obra de arte
Tras todo lo comentado anteriormente llegamos al punto en el que me gustaría abrir el debate a todos los vosotros, los lectores de Tatuantes. ¿Garantiza un elevado precio un tatuaje de calidad? La verdad es que la respuesta corta, y en parte cierta, sería decir que NO. Evidentemente, no es lo mismo acudir a un tatuador famoso cuyas tarifas por hora/sesión superan con creces los 300 euros, que pasarnos por un estudio de tatuajes de barrio en donde encontraremos a artistas no muy conocidos y cuyos precios, por lo general, son muchísimo más reducidos.
El precio que nos cobrará un tatuador estará directamente ligado a su fama, lista de espera y si está trabajando en un estudio o se va moviendo por distintos países. En parte, y cuando hablamos de tatuadores muy conocidos y populares, al tener tantos seguidores tras de ellos observando minuciosamente todos sus trabajos, se crea un plus de confianza a la hora de ponernos en sus manos, por lo que, en sus elevadas tarifas, estaremos pagando parte de su fama así como calidad y nivel a la hora de tatuar.
¿Influye de manera directa el precio en la calidad del tatuaje?
Por el contrario, un tatuador no muy conocido que te cobre bastante menos que artistas de la talla de Victor Chil, Freddy o Javier Rodriguez, no quiere decir que te vaya a realizar un trabajo nefasto. Evidentemente hay una gran cantidad de buenos artistas del tatuaje repartidos por el mundo y que no son muy conocidos. Es por ello que no solo debemos de fijarnos en el precio para determinar si un tatuaje será bueno o malo.
Por qué son tan caros los tatuajes: En conclusión
Por lo tanto y para ir finalizando este artículo, podemos llegar a la conclusión de que en los precios que obtenemos en cada estudio entran en juego múltiples factores y variables. Tenemos por una parte los gastos fijos a los que tiene que enfrentarse el tatuador o estudio así como la fama y relevancia que tenga el propio tatuador dentro del mundillo del tatuaje.
Entonces, no te sorprendas si deseas hacerte una pequeña frase y en un estudio te dan un precio que ronde las tres cifras. Es algo normal y lógico, aunque como en todo, las cifras desorbitadas en exceso también tienen que hacernos dudar.
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