Al igual que el nudo celta del amor, o el nudo cuaternario, el nudo Dara es un símbolo muy apreciado en la cultura celta. Dara proviene de la palabra irlandesa “doire” que traduce roble; por lo tanto este nudo traduciría “nudo de roble” y representa las raíces de este árbol.
El roble era un árbol sagrado en algunas culturas como la eslava, romana o báltica que lo consagraban a dioses como Perun, Júpiter o Perkunas; pero es en la cultura celta donde cobra una especial importancia ya que es uno de sus árboles sagrados junto con otros como el avellano, acebo, tejo, fresno, pino, encina o manzano.
Un árbol es símbolo de vida ya que contiene los cuatro elementos: el agua que recorre su cuerpo, la tierra en la que se enraíza, el aire al que se alza y el fuego que brota de él. Es sagrado porque comunica el cielo con el inframundo ya que hunde sus raíces en el mundo de los muertos, su tronco se yergue en el mundo terrenal y sus ramas tocan el cielo.
El roble es muy apreciado por su tamaño, su belleza y sus bellotas, alimento y símbolo fálico, por lo que su esencia es masculina (aunque también hay personajes femeninos relacionados con él)
Su apariencia poderosa le ha convertido en un símbolo de sabiduría, fuerza y poder; en especial sus raíces, ya que penetran con fuerza en la tierra, aferrándose a ella mientras la tormenta azota su cuerpo.
Por ello, el nudo Dara aparece en numerosos monumentos antiguos como la Iglesia Cill-Dara de Kildare y en colgantes, adornos (aunque no es muy común como tatuaje, algo que no entiendo) como símbolo de las raíces de este árbol. Llevarlo sirve como recordatoria de la fortaleza y esencia de la persona; la fuerza interior de cada uno, el poder para resistir los embates de la vida y enfrentarse a los desafíos, fuertemente enraizado en la tierra.