Tapar una cicatriz con un tatuaje es, desde hace bastante tiempo, uno de los principales motivos que lleva a algunas personas a pasar por un estudio para marcar en su cuerpo algún tipo de diseño. En lugar de recurrir a otros métodos como la cirugía estética o cualquier otra alternativa igual de costosa, son muchas las personas que ven en el tatuaje y el arte corporal una opción válida para disimular, o directamente tapar, una cicatriz.
Pero, a pesar de este auge imparable que tienen los tatuajes diseñados para tapar cicatrices, hay quienes tienen dudas al respecto de los posibles riesgos o inconvenientes que tiene tatuar sobre una cicatriz. Evidentemente, la piel no presenta las mismas características en comparación con la del resto del cuerpo. Digamos que “es diferente”. Ahora bien, ¿qué dicen los profesionales al respecto? Tapar una cicatriz con un tatuaje siempre ha generado debate sobre su es recomendable o no tatuar estas zonas.
La recomendación que siempre se da a la hora de tapar una cicatriz con un tatuaje es que debe haber pasado mínimo un año desde que se produjo la cicatriz. Incluso algunos tatuadores recomiendan esperar año y medio para asegurarse de que la zona está totalmente recuperada y lista para enfrentarse al proceso de elaboración de un tatuaje. También se suele comentar que, cuanto más se parezca la cicatriz al tono de nuestra piel, mejor.
Los tatuadores, por lo menos aquellos con los que he hablado, me comentan que las cicatrices que se cubren más habitualmente suelen ser las de aquellas “cirugías comunes”. Es decir, hablamos de cesáreas, operaciones de columna vertebral o incluso cicatrices producidas por quemaduras o no quirúrgicas (producidas por una caída o debido a autolesiones).