Decía Kepler que el número áureo es un tesoro de la geometría, una piedra preciosa.
¿Y qué es el número áureo? El que surge de la división en dos de un segmento guardando las siguientes proporciones: La longitud total a+b es al segmento más largo a, como a es al segmento más corto b.
Tal es su perfección que se considera que es el ideal estético, por ello aparece en muchas obras de arte; y no faltan quienes lo consideran un número divino, Luca Pacioli lo denominaba «La Divina Proporción»
También tiene una gran relación con el Pentagrama como expliqué en su día.
La concha del Nautilus
Algunos diréis ¿y qué relación tiene con la concha del Nautilus? Muchísima. Tanto el número áureo como la sucesión Fibonacci (o sucesión infinita de números naturales 1,1,2,3,5,8…, en la que el cociente de dos elementos consecutivos tiende al número áureo) aparecen en muchos elementos de la naturaleza como los nervios de las hojas de los árboles, la disposición de los pétalos de las flores, la distancia entre el ombligo y la planta de los pies de una persona, respecto a su altura total…
Y en la concha de algunos caracoles. La concha de Nautilus está en espiral logarítmica. Cito wiki «La relación entre la distancia entre las espiras del interior espiralado de cualquier caracol o de cefalópodos como el nautilus. Hay por lo menos tres espirales logarítmicas más o menos asimilables a proporciones áureas.
La primera de ellas se caracteriza por la relación constante igual al número áureo entre los radiovectores de puntos situados en dos evolutas consecutivas en una misma dirección y sentido.
Las conchas del Fusus antiquus, del Murex, de Scalaria pretiosa, de Facelaria y de Solarium trochleare, entre otras, siguen este tipo de espiral de crecimiento».
Los amantes de las matemáticas pueden tatuarse una concha de Nautilus para llevar en su cuerpo la divina proporción, una piedra preciosa de la geometría como diría Kepler.