En otras ocasiones hemos hablado de las mujeres tatuadas a lo largo de la historia con casos como Maud Wagner, la primera tatuadora (que se sepa) del mundo o el que veremos hoy, Betty Broadbent, también conocida como la Venus Tatuada.
Fueron estas pioneras las que allanaron el camino para que las mujeres empezaran a llevar tatuajes. Betty Broadbent, como en tantos otros casos, encontró en los tatuajes no solo una pasión, sino una forma de libertad.
Una joven fascinada por la tinta
Betty Broadbent solo tenía catorce años cuando empezó a sentir fascinación por los tatuajes. Su pasión se encendió como una tea cuando conoció a un tatuador, Jack Redcloud, en una acera de Atlantic City, donde ella trabajaba como canguro. De hecho, Redccloud vio que la chica iba tan en serio que le presentó a su tatuador, quien unos años más tarde cubriría, junto con otros artistas, a Broadbent con más de 500 tatuajes.
Una vez tatuada, a Betty Broadbent no le fue difícil encontrar trabajo en un circo, donde no solo mostraba su piel decorada (recordamos que por aquel entonces era habitual que la gente tatuada trabajara en los circos para mostrar su arte), sino también actuaba en rodeos.
Los tatuajes de Broadbent
Betty Broadbent, como decíamos, tenía medio millar de tatuajes estampados en la piel. Algunos de los más famosos y espectaculares incluían una virgen en la espalda y un águila que se extendía de hombro a hombro, y que requirió más de seis sesiones. Según la propia Broadbent, “dolió un montón, pero valió la pena”.
Además, ella misma acostumbraba a tatuar a los que se lo pidiesen. Trabajó en el circo (no solo en Estados Unidos, sino también en Nueva Zelanda y Australia) hasta mediados de los sesenta, cuando se retiró. Murió mientras dormía en 1983.
Betty Broadbent es toda una pionera, y es considerada la mujer tatuada más fotografiada del siglo XX. Dinos, ¿la conocías? ¿Crees que nos hemos dejado algo por contar? Recuerda que puedes contarnos lo que quieras, ¡solo tienes que dejarnos un comentario!